jueves, 23 de junio de 2011

La Corrupcion

Corromper significa dañar, alterar, echar a perder, viciar, pervertir. Cambiar el propósito originario de una cosa, que deviene en algo negativamente considerado por la moral social. Siguiendo ese sentido la definición actual, generalizada entre los expertos en la materia, la corrupción es el uso de la posición y el poder públicos para fines ilegítimos, inmorales, ilegales o diferentes a lo formalmente establecido.
Creemos que para una más exacta definición, se debe tener en cuenta, un sentido laxo de lo que corresponde a lo público. (Estévez, 2005) (Pope, 2000) Pues lo público no necesariamente es un ministerio de gobierno de una nación que debe decidir el destino de los fondos encomendados por su pueblo. Público también es la dirección de un gremio o un sindicato, o el accionar de una empresa de servicios públicos, aunque sea una empresa privada.
Es decir, todas aquellas funciones y estructuras que tienen que ver con lo público y la política. Esto es, el bien común, la cosa pública, si no de "todos", por lo menos de "los muchos".
No hay que olvidar tampoco que la mayoría de las veces en un hecho de corrupción están involucradas personas que no pertenecen al mundo de lo público, sino al mundo privado. Como es la tipología clásica del "cohecho". En cuyo caso esos privados serían corruptores y por lo tanto también susceptibles de derecho penal.
Muchas veces hemos escuchado decir en Argentina que el problema de nuestro país es la corrupción y que ésta ha invadido al Estado. De esta forma, sostienen, se ha conformado un Estado perverso, manejado por una clase política también perversa cuyo objetivo es llenarse los bolsillos y estafar a lasociedad. Sostenemos aquí en cambio, que estas proposiciones nos dejan una imagen distorsionada de la realidad. Una imagen en la que nuestra sociedad, ingenua y pasiva, se encuentra condenada al fracaso debido al mal manejo que de ella hacen un grupo ("los políticos") y a una institución ("el Estado").
Como parásitos que viven y manipulan a nuestra sociedad, esta "clase" política no ha sabido llevar a la sociedad al puerto que merece.
De esta manera, con una visión muy conveniente a una sociedad que se victimiza a sí misma, que quiere transferir su culpa, se soluciona el difícil problema que significa comprender la complejidad de la situación argentina en todas sus dimensiones.
Permitiéndonos, por otro lado, volver a la cómoda y calmada resignación de nuestros asuntos privados.
Sostenemos aquí que la causa de la corrupción que reina en nuestro sistema no debe buscarse solo en el Estado, sino en la sociedad.
A pesar de las visiones más hegelianas (Hegel, 1975), el Estado no nace de la nada, de una idea o en forma descendente, sino que se desprende necesariamente de una sociedad. El Estado es una continuación y un componente de todo el sistema social. Y si el Estado baila al ritmo que la sociedad le marca, lo que se impute a éste, tendrá que hacerse cargo aquélla.


En las Ciencias Sociales se he tratado el tema de la corrupción como problema estructural en alusión al concepto de "anomia" o falta de normas. Para Merton (2002), la cultura sería "el cuerpo organizado de valores normativos que gobierna la conducta que es común a individuos de determinada sociedad o grupo." Es decir que esto comprende valores y reglas de conducta. Asimismo, la estructura social sería el "cuerpo organizado de relaciones sociales que mantienen entre sí diversamente los individuos de una sociedad o grupo".
De esta manera, la anomia o falta de normas sería la disyunción aguda entre las normas y objetivos culturales por un lado, y las capacidades socialmente estructuradas para los individuos del grupo de obrar de acuerdo con aquellas pautas culturales por el otro.
Es decir que la anomia sería cuando la cultura exige ciertos logros y cierto tipo de conducta que la estructura social impide o dificulta en forma grave llevar a cabo. Un ejemplo de ello para Merton sería el caso norteamericano, donde existe una cultura que da mucha importancia al éxito material, mientras que la posición en la estructura social de muchas personas les impide alcanzar ese éxito efectivamente.
La clase baja, sostiene Merton, puede lograr a lo sumo un título secundario. (Pensemos en las condiciones de esta clase social conformada también, pero no sólo, por personas de complexión negra allá por los años de 1960, y también especialmente al sur del país.)
Esto es igualmente manifiesto en nuestras sociedades latinoamericanas, donde existe también mucho énfasis cultural en lograr cierto nivel de ingresosconsumo, mientras que la movilidad social ascendente intrageneracional (en oposición a la intergeneracional) es escasa o casi inexistente.
Como resultado de esto aparece la anomia y la tendencia a la conducta desviada. El proceso hacia la conducta desviada del individuo se produce porque éste, al manifestársele la meta cultural inasequible por los medios culturalmente legitimados para hacerlo, tiende a buscar una alternativa ilegítima. Esto es, si no puede lograr su nivel de bienestar o no puede satisfacer sus necesidades básicas por los medios socialmente aceptados, lo hará por otros medios.


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